Venimos a tierras paraguayas con el corazón palpitante y el alma dispuesta a conmemorar el año del BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA, de esta Patria Hermana, proceso independentista que arreboló con turgencias referenciales la emancipación de estas tierras de la Cuenca del Plata, Comarca del Agua, para la voz de todos los tiempos.
El colonialismo europeo crujía con estrépito silencioso amplificado, hacia fines del siglo XVIII. Al compás desaforado de la Revolución Francesa y de las mutilaciones que el iluminismo, en su propio nacimiento, dejaba vislumbrar, alumbrando oscuramente un futuro sin salida, aunque percibido con claridad desde los oscuros socavones del alma latinoamericana “colonizada por lo colonialidad del Poder, de la Colonialidad del Saber, y de la colonialidad del Ser”