Los manglares son ecosistemas únicos, que albergan una increíble biodiversidad: aves migratorias, animales marinos y reptiles, además de las especies vegetales asociadas. Funcionan como un sistema natural de tratamiento del agua; por ser lugares de desove, proveen a las comunidades locales varios recursos de los que, directa o indirectamente, dependen para su alimentación e ingresos. Los manglares intactos forman una barrera natural contra inundaciones, tormentas y otros desastres naturales como tsunamis y huracanes, protegiendo la costa contra la erosión.
A pesar de todas sus valiosas funciones, los manglares están amenazados por varias actividades industriales y por la expansión y el funcionamiento de la industria acuícola, principalmente la cría industrial de camarones.
A pesar de todas sus valiosas funciones, los manglares están amenazados por varias actividades industriales y por la expansión y el funcionamiento de la industria acuícola, principalmente la cría industrial de camarones.
Desde 2004, la organización latinoamericana Redmanglar Internacional (que agrupa comunidades, ONG, científicos y activistas que trabajan en defensa de los manglares) conmemora cada 26 de julio el “Día Internacional del Manglar”, como forma de acción mundial contra la continua desaparición de dichos bosques y la consiguiente perturbación de las comunidades que de ellos dependen. El tema de este año es “Manglares SÍ, granjas camaroneras NO”, para poner en relieve el papel que tiene la cría industrial de camarones en la degradación y la destrucción de los manglares.
Otra amenaza contra los manglares es el intento de certificar la cría industrial de camarones, una actividad intrínsecamente destructiva que no puede ser certificada. Varias ONG que trabajan con las comunidades de los países productores de camarones y los consumidores de los países importadores han alertado sobre las normas propuestas y sobre todo el proceso WWF-ShAD (Diálogo sobre la Acuicultura Camaronera ), que adolece de numerosos defectos (ver el Boletín Nº 166 del WRM). Uniéndose a dicho movimiento, Redmanglar envió una carta abierta al presidente del World Wildlife Fund (en la que rechaza el intento de hacer pasar por “ecológica” a la industria camaronera, una actividad intrínsecamente destructiva). El texto completo de la carta está disponible enhttp://www.wrm.org.uy/deforestacion/
manglares/redmanglar/cartaRedManglar.pdf.
Redmanglar también ha realizado un video (http://www.youtube.com/watch?v=VODq2soHrGQ) que describe brevemente los impactos ecológicos y sociales de la cría industrial de camarones. La organización invita a todos a utilizarlo, compartirlo y divulgarlo en sitios web, por correo electrónico, a través de Facebook, etc.
Otra amenaza contra los manglares es el intento de certificar la cría industrial de camarones, una actividad intrínsecamente destructiva que no puede ser certificada. Varias ONG que trabajan con las comunidades de los países productores de camarones y los consumidores de los países importadores han alertado sobre las normas propuestas y sobre todo el proceso WWF-ShAD (Diálogo sobre la Acuicultura Camaronera ), que adolece de numerosos defectos (ver el Boletín Nº 166 del WRM). Uniéndose a dicho movimiento, Redmanglar envió una carta abierta al presidente del World Wildlife Fund (en la que rechaza el intento de hacer pasar por “ecológica” a la industria camaronera, una actividad intrínsecamente destructiva). El texto completo de la carta está disponible enhttp://www.wrm.org.uy/deforestacion/
manglares/redmanglar/cartaRedManglar.pdf.
Redmanglar también ha realizado un video (http://www.youtube.com/watch?v=VODq2soHrGQ) que describe brevemente los impactos ecológicos y sociales de la cría industrial de camarones. La organización invita a todos a utilizarlo, compartirlo y divulgarlo en sitios web, por correo electrónico, a través de Facebook, etc.
La organización Mangrove Action Project (MAP) también trabaja por los manglares. En búsqueda de una verdadera protección para dichos ecosistemas, MAP ha optado por encarar el tema desde abajo, haciendo participar a las comunidades del manglar en la conservación, la restauración y el mantenimiento de dichos ecosistemas costeros. El proyecto, llamado Restauración Ecológica de Manglares (EMR por su sigla en inglés) se basa en un conjunto de principios ecológicos fundamentales, que permiten lograr un ecosistema naturalmente más funcional que el que se logra con otros métodos, como la simple plantación manual, que requieren más capital y mano de obra. El objetivo del proyecto es que los pobladores locales participen directamente en la conservación y restauración de los manglares, y logren soluciones sostenibles, que eviten la desaparición de dichos ecosistemas y al mismo tiempo les aporten beneficios directos. La descripción detallada del proyecto se encuentra (en inglés) en http://wrm.org.uy/deforestation/mangroves/Need_For_EMR.pdf.
Unimos nuestras voces a las de las comunidades y grupos que luchan por la protección de los manglares, para decir con energía: “Manglares SÍ, granjas camaroneras NO”.
La capacidad de almacenamiento de carbono de los manglares y varios otros ecosistemas costeros, como las marismas de agua salada, las praderas marinas, los bosques de algas y los humedales, ha pasado a ser noticia.
Trabajando en equipo, científicos universitarios e investigadores forestales han examinado el contenido de carbono de los manglares. Las conclusiones de uno de esos estudios, realizado en la región del Indo-Pacífico, fueron publicadas por Nature Geoscience. Se encontró que los manglares almacenan por hectárea hasta cuatro veces más carbono que la mayoría de los demás bosques tropicales del mundo, y esto se atribuye, en parte, a sus suelos profundos, ricos en materia orgánica, en los que prosperan los mangles. El complejo sistema radicular del manglar, que fija las plantas en los sedimentos submarinos, frena las aguas de la marea, permitiendo a la materia orgánica e inorgánica permanecer en la superficie del suelo. La escasa cantidad de oxígeno aminora el ritmo de la descomposición, de modo que buena parte del carbono queda acumulado allí. De hecho, los manglares almacenan sólo en su suelo más carbono que toda la biomasa y el suelo de la mayoría de los bosques tropicales.
Cuando se cambia el destino de la tierra, buena parte del carbono almacenado se libera a la atmósfera, agravando el problema del cambio climático. En los últimos 50 años, los manglares han sufrido una rápida disminución de entre un 30 y un 50 por ciento.
El Protocolo de Kyoto de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ha aumentado su colección de falsas soluciones de mercado al adoptar un nuevo método para calcular el dióxido de carbono de la atmósfera captado y almacenado por los manglares; esto ha dado lugar a soluciones para el cambio climático llamadas de “carbono azul” (ver el Boletín nº 167 del WRM).
Dicha metodología fue desarrollada por la UICN , Ramsar y Sylvestrum, en asociación con el grupo transnacional francés de productos alimenticios Danone, para el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto. Este mecanismo permite a los grandes países industriales evitar su responsabilidad histórica de reducir sus propias emisiones de carbono, invirtiendo en proyectos en el Sur que, supuestamente, evitan esas emisiones. Los defensores de la compensación de carbono argumentan que “la solución” para preservar los manglares y combatir el cambio climático consistiría en incentivar que dichos ecosistemas no sean tocados, ofreciendo a cambio créditos de carbono.
De este modo, los manglares serán el blanco de grandes compañías ansiosas por comprar créditos de carbono para compensar la contaminación que generan continuamente. Un ejemplo de esto es elWetland Carbon Partnership del mencionado Grupo Danone. Se trata de un emprendimiento de 2008, que fomenta la aprobación de proyectos que generen grandes cantidades de créditos de carbono, en el marco del MDL o del denominado mercado voluntario. Para junio de 2011, se habían presentado no menos de 25 proyectos. Danone ya invirtió en dos proyectos piloto, en Senegal e India.
El sistema de compensación de carbono propuesto por Danone significa que la empresa seguirá quemando combustibles fósiles y aumentando el volumen de gases de efecto invernadero de la atmósfera, e intentará al mismo tiempo neutralizar la contaminación almacenándola en algún manglar del planeta.
Sin embargo, esto implica aumentar el volumen neto de carbono en la biosfera, es decir la atmósfera, los seres vivos, la vegetación y el suelo. Si bien los mangles y el suelo absorben carbono y lo almacenan, este almacenamiento es temporario y forma parte del ciclo del carbono atmosférico. En cambio, los combustibles fósiles extraídos del subsuelo y quemados por empresas como Danone aumentan de forma permanente el volumen de carbono de la biosfera. Dicho carbono de origen fósil no forma parte del ciclo del carbono atmosférico y termina aumentando la cantidad de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático, sin que haya posibilidad alguna de volver a enterrarlo.
El modelo de producción a gran escala y de distribución comercial de millones de artículos, muchos de ellos superfluos y descartables, sin otro objetivo que el consumo excesivo, genera un gran volumen de emisiones de carbono y está en el origen de la actual crisis climática. También es causa subyacente de la desaparición de los manglares. El mercado del carbono es hijo de dicho modelo, y difícilmente servirá para solucionar el problema que este último ha creado.
Fuente
Artículo basado en información obtenida de: “Mangroves among the most carbon-rich forests in the Tropics”, junio de 2011, http://www.salvaleforeste.it/en/201106231474/mangroves-qmong-the-most-carbon-rich-forests-in-the-tropics.html
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