viernes, 16 de marzo de 2012

El impacto ambiental de producir una camiseta de algodón

El algodón es la fibra natural más utilizada por la industria textil en el mundo. Este material se suele considerar mejor desde el punto de vista ambiental que otros sintéticos, pero la realidad es que tiene también unos impactos importantes. ¿Cuáles son las fibras más respetuosas con el medio ambiente para confeccionar ropa? La organización europea dedicada a la moda sostenible MADE-BY elaboró hace dos años una clasificación ambiental de estos materiales.

En este trabajo se cataloga las fibras en función de seis impactos distintos en su proceso de producción, hasta que están listas para transformarse en tejidos: la emisión de gases causantes del cambio climático, su toxicidad en humanos, su eco-toxicidad, su consumo de energía, su consumo de agua y la cantidad de tierra necesaria para los cultivos. De esta forma, se clasifica cada material con una letra de la A a la E. Según estos criterios, en la parte alta de este ranking ambiental, en la categoría A, aparecen el algodón reciclado, el nailon 6 reciclado, el poliéster reciclado, el cáñamo de agricultura ecológica y el lino de agricultura ecológica. Para la organización MADE-BY, éstas serían las fibras más respetuosas con el medio ambiente para vestirnos.

En el segundo puesto, con la B , se coloca al algodón de agricultura ecológica o al lyocell (una nueva fibra elaborada a partir de celulosa de los árboles, sobre todo, eucaliptos). En la letra C, se sitúa al cáñamo o al lino convencional. Y no es hasta las últimas categorías, con las letras D y E, que se encuentra el poliéster virgen o el algodón convencional, junto a la lana o el nailon 6 virgen (otros materiales como la seda o el cuero no son incluidos en ninguna categoría por falta de datos).

Los propios autores de este trabajo, Brown & Wilmanns Environmental, reconocen que este ranking ambiental tiene muchas limitaciones, pero este es una de las pocas comparativas que analizan todas estas fibras a la vez. También hay que tener en cuenta que el impacto de cada fibra puede cambiar de forma considerable según su procedencia concreta y puede haber otros criterios diferentes para elaborar una clasificación así. Con todo, llama la atención que las dos fibras más utilizadas en el mundo para el textil, el poliéster y el algodón, sean de las que aparecen peor situadas.

En cuanto a las fibras recicladas, en realidad se trata de los recortes recuperados de las mesas de los talleres. Hoy en día, resulta muy difícil reciclar ropa usada por la gran mezcla de materiales utilizados y la complicación de volver a separarlos para transformarlos de nuevo en hilo con el que tejer otra vez.

“Esta es una cuestión que se debe desarrollar más, es de cajón que se tienen que reutilizar las materias primas”, asegura Sandra Castañeda, directora europea de la organización Textile Exchange, que explica que hoy no se puede convertir una camiseta desechada en otra camiseta. “Se puede reconvertir en fibra de menos calidad para un vaquero o para unos calcetines, pero existen dificultades técnicas para transformar esa camiseta usada en hilo con la resistencia y la calidad necesarias para confeccionar una nueva”. “Ahora mismo lo que se está haciendo con la ropa usada, la que no se puede revender de segunda mano, es convertirla en trapos o rellenos, o pasarla a la industria del automóvil o de los aislantes”.

En el caso de la camiseta de algodón, son muchos los impactos directos o indirectos que deben ser tenidos en cuenta: la ocupación de tierra necesaria para el cultivo de la planta, los agroquímicos empleados, la energía utilizada en su transporte, el uso de tintes y otros químicos…  Una de las cuestiones más delicadas es la del agua. El holandés Arjen Hoekstra, el padre del concepto de huella hídrica, estima que para fabricar una camiseta de algodón de 250 gramos de peso se requieren unos 2.900 litros de agua. Esto se refiere tanto al cultivo del algodón como a los procesos posteriores para la confección de esta prenda. En comparación, unos pantalones vaqueros de 1 kilo requerirían de unos 11.800 litros y un bastoncillo de algodón de 0,33 gramos unos 4 litros .

¿Es mucho 2.900 litros de agua para una sola camiseta de algodón? Pues, como ya hemos explicado en Eco Lab con una Coca Cola o con una pizza margarita, eso depende sobre todo de dónde salga el agua. Esta estimación se ha realizado a partir de valores medios, que consideran que de todos estos litros empleados en la confección de la camiseta, 1.230 litros son de riego (agua azul), 1.110 litros son de la lluvia (agua verde) y 600 litros son los que quedan contaminados (agua gris). El impacto de la camiseta será muy distinto dependiendo de dónde se haya cultivado el algodón. Como incide Hoekstra, el 53% de los campos de algodón de todo el mundo son de regadío. Y los principales productores de algodón son China, EEUU, India, Pakistán o Uzbekistán, siendo muy escasa el agua en algunas de estas regiones.

“Las grandes empresas empiezan a mirar de dónde sale el algodón que utilizan”, destaca Castañeda, cuya organización con sede en EEUU promueve el uso de fibras procedentes de agricultura ecológica. “En los últimos años, el precio del algodón se ha multiplicado por tres y las empresas se han dado cuenta que no pueden controlar su materia prima principal. Hasta ahora, a la industria lo único que le interesaba era comprar producto final, negociar producto final, y no prestaba atención al resto de la cadena de valor, pero ha visto que hay riesgos y está empezando a buscar la trazabilidad de toda la cadena. Esto incluye la cuestión del agua, pues las empresas tienen que asegurar su suministro para el futuro”.

¿Qué pasa cuando se comparan distintos tipos de camiseta con datos más concretos? Esto es lo que hizo la marca estadounidense Anvil con cuatro de sus modelos: una de algodón convencional (de 173 gramos ), una de algodón reciclado (de 156 g .), una de algodón ecológico (de 141 g .) y una última elaborada a partir de algodón convencional y botellas de plástico PET (de 136 g .).

Estas prendas tienen impactos muy distintos (la de la agricultura ecológica sigue consumiendo mucha agua, pero no ha utilizado agroquímicos, y la de botellas de PET evita tener que usar nuevas materias primas). Sin embargo, el estudio se centra en la huella de carbono de cada camiseta, es decir, en las emisiones de CO2 equivalente generadas por cada una de ellas a lo largo de todo su ciclo de vida: desde que se planta el algodón hasta que se convierte en residuo.

Este trabajo incide también en algo que ya se ha constatado en investigaciones anteriores con ropa, como unos pantalones vaqueros, y es que la mayor parte de las emisiones de las camisetas no se generan por la obtención de los materiales (20%), ni durante su fabricación (9%), ni durante el transporte por medio mundo (2%), sino por su uso cotidiano (60%): por la energía utilizada en el lavado y secado de la ropa. Así pues, resulta esencial los hábitos de consumo del ciudadano, el tipo de lavadora que tenga o la temperatura del agua del programa del lavado que ponga.

¿La conclusión del estudio? La camiseta que menos emisiones de efecto invernadero genera a lo largo de su ciclo de vida es la elaborada con algodón ecológico: 3,09 kilos de CO2. Según este trabajo de Anvil, la siguiente con menos emisiones es la fabricada a partir de botellas de plástico PET (3,29 kgCO2), luego la de algodón convencional (3,87 kgCO2) y finalmente la de algodón reciclado (3,99 kgCO2). La de algodón reciclado aparece esta vez en última posición porque se le computan las emisiones asociadas a la primera vida del material (al tratarse de recortes de la industria, se entiende que no ha habido un producto final anterior al que cargar estas emisiones). Aún así, el trabajo incide en las ventajas ambientales de aprovechar esta fibra. En el caso de la camiseta elaborada con poliéster reciclado a partir de botellas de plástico, ahí sí que ha habido un producto final anterior. No obstante, algunos expertos consideran que esto es infrareciclaje, ya que no se puede cerrar el ciclo para conseguir fabricar productos una y otra vez con los residuos.

“El algodón ecológico, y de comercio justo, es la mejor fibra que se puede utilizar para confeccionar ropa”, recalca la directora europea de Textile Exchange, organización que asegura que la variante ecológica representa un 1% de la producción mundial de algodón.

Fuente: Ecolaboratorio / El País.

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